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La Bandera es lo Humanitario: La Balanza entre Víctimas y Migrantes

Actualizado: 30 jun 2020

Durante el último año particularmente el país se vuelve a vestir con el desafortunado ropaje del recrudecimiento de la violencia, en el marco de un conflicto armado cobijado con el deseo de paz de cada colombiano. Aunado a esta realidad se multiplica aceleradamente la presencia de migrantes buscando afanosamente la mano solidaria del ciudadano, del para ellos foráneo y para nosotros uno más en la difícil realidad social, en un escenario de falta de oportunidades a la cual nos vemos abocados muchos hombres y mujeres y donde al horizonte empiezan a verse miles de jóvenes con deseos de superación y grandes sueños.

Es el panorama de nuestro territorio donde, según cifras de la Jefatura de Asuntos humanitarios de la Cruz Roja Colombiana Seccional Cundinamarca y Bogotá, entre enero y agosto del presente año se han atendido 2.281 víctimas del conflicto armado y 17.124 migrantes; atenciones cobijadas por la misionalidad de la institución humanitaria del país, donde la BANDERA ES LO HUMANITARIO y donde cada intervención realizada por un portador del Emblema Cruz Roja enfoca su acción y la balanza hacia la dignidad humana y el respeto por los Derechos humanos universalmente consagrados.

Es así como la historia de vida, los sistemas familiares, las personas, reciben cada acompañamiento psicosocial, cada apoyo alimentario, cada entrega de vestuario como esa fuerza necesaria para creer y continuar buscando restablecer su proyecto de vida; vestidos con el ropaje de la esperanza y el respeto por la diferencia social, cultural, donde seguramente en un amanecer las fronteras y la violencia harán parte de la tradición oral, de los links de alguna página digital o de las “camisetas” de un joven desprevenido con deseos de remembrar tiempos pasados.

Mientras ese momento llega, continuará el espíritu y la energía en la acción humanitaria de cada voluntario y funcionario del movimiento Cruz Roja como el bálsamo de cada amanecer, entre la congestión de la gran ciudad y entremezclados con un tejido social cada vez más complejo donde la movilidad humana hace que pasen historias día tras día y el compromiso sea aún más grande e inconmensurablemente gratificante.

El reto final está en equilibrar la balanza con matices de respeto, responsabilidad social y coexistencia solidaria entre los ciudadanos de aquí y de allá, entre las víctimas y su deseo de no ser olvidados, entre la esperanza y la vida.

Elaborado por: Dario Rios Aguilar Coordinador Proyectos Jefatura de Asuntos Humanitarios

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