Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), un migrante es una persona que “debido a un temor fundado de persecución por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social particular u opiniones políticas, está fuera del país” (OIM, 2016). Sin embargo, hoy día la migración hace referencia a la movilidad que de forma voluntaria o forzada, realizan las personas dentro de su país o fuera de él en ejercicio del derecho a la libre circulación, motivadas por razones económicas, sociales o políticas, con el objetivo de mejorar su calidad de vida.
En las Américas, los migrantes internacionales suman aproximadamente 61.4 millones de personas, más del 85% (53 millones) viven en Estados Unidos y Canadá, y el 15% restante en América Latina y el Caribe. El nivel de migración intrarregional ha aumentado dentro de los países de América Latina y del Caribe, una tendencia asociada con una mayor integración económica, inestabilidad política, entre otras causas. Por ejemplo, en el caso de Venezuela, la situación política y socioeconómica ha empujado la salida de un número estimado de 1,5 millones de venezolanos hacia los países vecinos y otras regiones. Además, residentes de otros países, en particular, colombianos y familias “mixtas” colombianas-venezolanas también han abandonado el país (ACNUR, 2018).
Debido a la dimensión del problema y la falta de experiencia en estos temas de flujos masivos migratorios entre fronteras, los países de la región aun necesitan prepararse para dar una respuesta integral a las necesidades de las personas y los grupos migrantes.
La ONU estima que en los próximos 20 años se duplicará la cifra de 200 millones de migrantes en el mundo, para constituir un continente móvil, el sexto continente. Así la migración, no es un asunto coyuntural, es estructural de la actualidad y del futuro a largo plazo.
Las migraciones a menudo son provocadas y pueden conducir a situaciones de gran vulnerabilidad. La privación económica, los brotes de enfermedades, la inseguridad alimentaria, los peligros ambientales, la persecución política y religiosa, la separación familiar y la discriminación por sexo y etnia, constituyen varios de los factores que pueden provocar flujos migratorios masivos y afectar la salud de los migrantes durante su proceso de traslado. Estos factores colocan a los migrantes en mayores riesgos de afectación de su salud, incluido los riesgos de sufrir trastornos mentales, violencias (incluida la violencia sexual) y abuso de drogas, entre otros (Bhugra, 2005).
Muchos estudios han informado que el proceso de migración coloca en situación de vulnerabilidad a las personas para que desarrollen trastornos de salud mental, por ejemplo, trastornos de estrés postraumático, depresión y hasta el suicidio (OPS, 2017), situaciones que pueden no ser atendidas por la insuficiencia de los servicios disponibles.
Es por esta razón que los trabajadores de la salud deben conocer las necesidades de salud mental y apoyo psicosocial de los migrantes, y los desafíos de brindarles la atención adecuada. Dichas intervenciones tienen el objetivo de fortalecer la respuesta de salud mental en los lugares de llegada, transitorios o permanentes, y que los equipos humanitarios tengan las competencias, teniendo en cuenta los distintos escenarios para brindar una atención que responda a las diversas circunstancias del proceso migratorio.
Con base en lo anterior, la Cruz Roja Colombiana Seccional Cundinamarca y Bogotá, la Organización Panamericana de la Salud y la Universidad Los Libertadores construyeron una Caja de Herramientas para intervención en salud mental y apoyo psicosocial (SMAPS), la cual cuenta con materiales pedagógicos de calidad basados en evidencia, útiles para las intervenciones del personal humanitario y comunitario especializado y no especializado en el campo de la salud mental.
Esta Caja de Herramientas se encuentra en la Biblioteca Virtual de Salud Colombia (BVS COLOMBIA), como VITRINA para que distintos públicos accedan fácilmente a toda la información. La Biblioteca Virtual de Salud es coordinada por la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud – FUCS, quienes también aportaron significativamente al logro de este importante recurso.
Escrito por: Luz Maria Salazar (OPS) Helena Velez (OPS) Mireya Gutiérrez Robayo (Cruz Roja)
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